Con avidez de niños examinaban el baúl secreto de sus esencias. Buscaban el olor a té, a mazapanes, a senderos inabordables, a agujeros humectantes, que despedían todos sus sueños tremebundos.
Amanecían en las afueras de la playa, atónitos, callados, iluminados por el destello de una luna pensativa.
lunes, 5 de octubre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario